viernes, 22 de abril de 2016

VEGA CEREZO Y GINÉS PIÑERO. ALGUNAS REFLEXIONES



Belleza, sensibilidad, arte y hondura se combinan en las leves palabras de Vega Cerezo, en las frágiles baladas de Ginés Piñero, con el llanto que arranca de su guitarra. Dos poetas que sincronizan y conforman una única voz íntima pero poderosa y que han fundado un lugar mítico, privado: Ciudad Fragilidad.
Ayer en el Museo Los Baños pudimos disfrutar de este espectáculo sin estridencias, una actuación que conmueve, que no deja indiferente y que consigue hacer volar tu imaginación.
La música de Piñero es sincera, penetra en lo más profundo, te remueve, te inquieta pero a la vez te permite sustraerte a un no-tiempo de quietud. La poesía de Vega es de una sensibilidad abrumadora. De palabra sencilla. Cercana, a media voz, casi un susurro, pero cargada de luminosidad, de aciertos poéticos, imágenes deslumbrantes y llenas de claroscuros. Imbuida  de cierta nostalgia por lugares imaginarios y  un amor incondicional por  la vida.

Quizá el hombre ha nacido para la belleza, pensaba mientras escuchaba los versos de Vega al compás de los acordes sutiles de Piñero. Quizá, escuchar estas poesías no nos haga mejores personas pero sí que nos acerca a algo inefable que existe más allá de nosotros mismos.

Gracias

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